miércoles, 3 de enero de 2024

Ser mujer negra en Suecia

La inmigración ha sido constante en Suecia desde mediados del siglo pasado y las cifras más recientes indican que los inmigrantes constituyen ahora ni más ni menos que la quinta parte de la población. Muchas personas nacidas y crecidas en el país tienen por lo tanto padres o abuelos que nacieron en el extranjero. El color de su piel muestra a menudo esta ascendencia familiar, que puede ser motivo de verdadero orgullo pero también causa de racialización por parte de otros. Los suecos de piel oscura cuyos padres provienen de África se ven especialmente expuestos a prejuicios, discriminación e incluso ofensas, a tal grado que muchos ven el problema como un racismo estructural que permea toda la sociedad.

Si bien Suecia es un país multicultural, no se puede negar que la cultura dominante es "blanca". Si eres negro o negra, seguramente tarde o temprano alguien te lo recordará. Por una parte, hay gente que confunde rasgos étnicos con nacionalidad y dan por hecho que toda persona de piel oscura es inmigrante. "¿De dónde eres?" es la pregunta que tendrás que contestar más de alguna vez. Y si respondes "Suecia", no te sorprenderás si a continuación te preguntan: "No, yo digo en realidad, ¿de dónde eres?" Por otra parte, existen individuos -ya sean ignorantes, racistas o las dos cosas- que simplemente no quieren aceptar que los suecos con rasgos africanos son tan suecos como ellos. Lo que puedes escuchar entonces de su boca es "¡Regresa a tu país!", sino algo peor.

Una de las personas que han reflexionado seriamente sobre la situación de los negros en Suecia es Fanna Ndow Norrby, comunicadora sueca de padre africano. En 2014 inició una página en Instagram con el título de "Svart kvinna" ("Mujer negra" en español), donde publicó algunas de sus experiencias como mujer negra en Suecia. Al día siguiente la página tenía 10 000 seguidores. Muchas personas comenzaron a compartir ahí también sus propias experiencias y a discutir el tema.

Algunos de los textos de las lectoras de la página de Instagram, junto con textos más extensos de comunicadoras, periodistas o académicas negras de Suecia, fueron editados posteriormente como libro. De ahí he extraído y traducido un par de ejemplos de las experiencias contadas por las lectoras, pues me parece muy importante dar a conocer cómo opera la racialización. Muchos queremos luchar contra el racismo. Creo que un buen comienzo es deshacernos de los prejuicios que llevamos dentro:

"Yo quería enviar la solicitud al bachillerato en Estudios Sociales. Y le pedí consejo a un profesor. ¿Para qué quieres complicarte la vida? me dijo. A fin de cuentas, ustedes los negros van a correr, a bailar o a cantar. Escoge algo fácil, como cuidadora de salud".

"¿Cómo fue que te hiciste tan inteligente?, me preguntó una compañera en el bachillerato. Eres inteligente, buena para las lenguas y todo, a pesar de que eres medio negra".

"Una vez que montaba mi caballo pasé junto a una mujer que estaba con su hija en un jardín. La mujer sonrió y le dijo a su hija: Nunca había visto a una negra montando. Nunca creí que pudieran hacer eso".

"Un hombre mayor que estaba en la biblioteca con su hija dejó de leer y nos siguió con la vista a mí y a mi hermano que tenía siete años. La chica le preguntó en voz baja qué hacíamos ahí. Y él le respondió: Fíjate que ellos no saben leer. Vienen aquí a ver los dibujos que hay en los libros".

"¡Dios santo, debe ser muy trabajoso tener el cabello como el tuyo!, me dijo la peluquera. ¿Verdad que te gustaría tener el pelo lacio?"

"Hay una cosa que yo siempre me he preguntado, me dijo un conocido. ¿El coño de ustedes es completamente negro?, ¿o es rosado como el de las mujeres blancas?"

"Esta sala está reservada solamente para los estudiantes de biomedicina, dijo el profesor, lo siento pero los demás deben salir. Nos quedamos adentro 26. Entonces fue directamente hacia mí, me repitió lo mismo, pero ahora en inglés, y me pidió que me saliera. Le pregunté por qué entre los 26 estudiantes decidió venir a decirme eso a mí. ¿Es porque soy negra? Además le dije que hablo sueco y que soy estudiante de biomedicina".

Fuentes: Svart kvinna (Natur & Kultur, 2015), SVT Nyheter



domingo, 26 de diciembre de 2021

La primera primera ministra de Suecia

Suecia es una monarquía constitucional. Eso significa que hay un rey y una ley de sucesión. Sin embargo, el rey no tiene poder, y sus funciones como jefe de estado se limitan a cuestiones decorativas (ceremonias, banquetes, visitas a otros países, etc.). El verdadero poder en el país está en manos del parlamento, que está integrado por 349 diputados que representan a un puñado de partidos políticos.

Aquí hay elecciones parlamentarias cada cuatro años. Según el resultado de esas elecciones, el presidente del parlamento propone como primer ministro (jefe de gobierno) al líder de uno de los partidos. Si el parlamento aprueba la propuesta, el primer ministro puede formar su gobierno nombrando a sus ministros. El proceso de proponer primer ministro también se hace si el que está en funciones pierde el apoyo de la mayoría en el parlamento o deja su puesto.

En los últimos años, la situación parlamentaria sueca ha sido bastante turbulenta, y no vale la pena explicar los detalles. No obstante, el problema se podría resumir de esta forma: El partido más grande no tiene mayoría absoluta en el parlamento y, por lo tanto, debe formar alianzas.

El partido más grande ha sido tradicionalmente el Partido Socialdemócrata (centroizquierda). Los socialdemócratas han colaborado antes con el Partido de Izquierda (ex Partido Comunista) y con el Partido del Medio Ambiente (centroizquierda), pero últimamente lo han hecho también con el Partido Liberal y el Partido del Centro. Estos dos partidos son de derecha o centroderecha y no toleran que el Partido de Izquierda tenga influencia en las decisiones del gobierno. Para no pelear con estos aliados, el Partido Socialdemócrata tomó la decisión de dejar fuera del juego al Partido de Izquierda.

Al otro lado del espectro político está el segundo partido más grande de Suecia, que es el Partido Moderado (derecha). Los moderados suelen colaborar con el Partido Liberal, el Partido del Centro y el Partido Demócrata Cristiano. Este es el tradicional bloque de derecha. Pero ahora se ha sumado el relativamente nuevo partido Demócratas de Suecia, conocido por ser xenófobo y populista. En estos momentos es el tercer partido más grande de Suecia. El Partido del Centro no quiere tenerlo como compañero y por ello ha optado por colaborar mejor con los socialdemócratas.

Como dije al principio, la situación es turbulenta y complicada. Algunos la catalogan de caótica, sobre todo si no tienen claras sus propias simpatías o ignoran lo que cada partido persigue. En general, se puede decir que los que están a la izquierda quieren recaudar más impuestos e invertir en el sector público, mientras que los de la derecha quieren bajar los impuestos y apoyar a la empresa privada. Como hay una verdadera democracia, los electores deciden en las urnas.

En todo caso, lo más importante este año ha sido la elección de Magdalena Andersson como líder del Partido Socialdemócrata y como primera ministra de Suecia, tras la dimisión de Stefan Löfven. Ella era la ministra de economía del gobierno anterior y como tal demostró que sabe hacer bien las cosas. Se dice que es franca y buena para negociar, un poco más inclinada a la izquierda que a la derecha. También se sabe que le gusta salir a correr, por lo que sus guadaespaldas tendrán que sudar.

Magdalena Andersson es la primera mujer en la historia de Suecia en ser elegida jefa de gobierno, lo cual despierta simpatías en gran parte de la población. La democracia sueca cumplió 100 años en 2021, pues fue en 1921 cuando las mujeres suecas ganaron su derecho al sufragio (todos los hombres podían votar desde 1909). Ha pasado un siglo. Ya era hora de que una mujer tomara las riendas del país.



viernes, 25 de septiembre de 2020

Zlatan Ibrahimović: el mejor futbolista de Suecia

El futbolista más exitoso en la historia del fútbol sueco es Zlatan Ibrahimović. Al escuchar esta aseveración, ciertos aficionados empezarán de inmediato a buscar en su cabeza otros nombres de futbolistas suecos, para tratar de negar lo que estoy diciendo. Soy consciente de que a algunas personas simplemente les cae mal Zlatan, sobre todo porque lo consideran arrogante (y otros porque son racistas). Pero eso no tiene nada que ver con los grandes logros de su carrera.

Zlatan, como lo conocemos en Suecia, o Ibra, como le dicen en Italia y otros países, nació en un barrio de inmigrantes en la sureña ciudad de Malmö. Sus padres llegaron de la desaparecida Yugoslavia, pero él es, como he dicho, sueco de nacimiento. Sin embargo, a los ojos de algunos suecos rubios, Zlatan es de todas formas algo así como inmigrante. Y quizá él tampoco se sienta sueco del todo. Siempre me llamó la atención que cuando jugaba con la selección nacional no cantaba el himno antes de los partidos.

Su madre trabajaba haciendo limpieza y su padre también era de extracción obrera. La pareja se separó y al niño Zlatan le tocó vivir un tiempo por aquí y otro por allá. En el libro Jag är Zlatan Ibrahimović, donde cuenta su historia al escritor David Lagercrantz, el ahora famoso futbolista describe cómo en el apartamento de su padre no había comida. Lo que sí había eran latas de cerveza y música yugoslava. Fue una niñez dura. Y las perspectivas para ese niño de pelo negro eran pocas.

La pasión de Zlatan fue desde temprano el fútbol. Eso fue lo que seguramente lo salvó de una carrera en el bajo mundo. Cuenta que robaba bicicletas y que no le iba bien en la escuela. Pero como quería ser futbolista y entrenaba bastante, nunca fue aficionado a las drogas ni al alcohol. Pasaba horas y horas en la calle copiando las fintas del brasileño Ronaldo, quien era su ídolo. De los futbolistas suecos no sabía casi nada.

Como muchos niños en Suecia, Zlatan era miembro de un equipo infantil. Pero era el único pobretón que llegaba del barrio de inmigrantes. Ya entonces era bueno para dominar el balón y hacer goles. Era un individualista, como Ronaldo y muchos delanteros famosos. Los padres de los otros niños empezaron a criticar a ese muchachito que driblaba demasiado y no pasaba la pelota. Llegaron incluso a firmar una lista donde le pedían a los encargados del equipo que lo echaran. Eso no lo olvida Zlatan Ibrahimović, ni lo olvidará jamás.

Otra cosa que lo ha marcado negativamente fue la corta temporada que jugó en el Barcelona. Para ese entonces, ya era una celebridad. Después de mostrar en el equipo de primera división Malmö FF que no era un jugador cualquiera, fue contratado por el Ajax de Holanda. Aún no había cumplido los veinte años y ya había debutado además en la selección nacional. Con el Ajax ganó la liga holandesa en dos ocasiones. De ahí pasó al Juventus de Italia, donde ganó el scudetto (el campeonato) dos veces. Dice estar agradecido por lo que aprendió con el entrenador Fabio Capello. Luego fue comprado por el Inter, donde ganó el scudetto tres veces. En este club estuvo un tiempo bajo la tutela de José Mourinho, por quien siente mucha estima y admiración.

Después de haber ganado títulos con esos reconocidos equipos y haber anotado una buena cantidad de goles, algunos de ellos espectaculares, fue que llegó al Barcelona, cumpliendo así uno de sus sueños dorados. Con el Barça ganó también La Liga. No obstante, ahí se encontró con el entrenador Pep Guardiola. Según cuenta Zlatan en su libro, "el filósofo" le hizo la vida imposible.

A Guardiola no le gustaba el temperamento del sueco. El Barcelona era como una escuela y todos los jugadores obedecían al entrenador. Muchos habían comenzado a jugar ahí desde niños y, aunque ahora eran estrellas, no podían dejar de comportarse bien. Y ahí había caído este sueco de barriada, que gritaba y se enojaba. No hay que olvidar que ya venía también del duro ambiente italiano. Al final, Guardiola no le hablaba, y si Zlatan entraba en un local donde él estaba, el entrenador se salía. Fue en otras palabras un caso de "mobbing", un ataque psicológico que no se le puede desear a nadie. Zlatan se sintió de nuevo como la oveja negra, el que no encajaba en el grupo por ser diferente.

Finalmente, Zlatan fue vendido en oferta al Milán de Italia, donde fue a ganar otra vez el scudetto. Después pasó al Paris Saint-Germain de Francia. Recuerdo que cuando lo entrevistaron en la televisión al llegar a París dijo que había llegado a ganar. A mí me pareció un poco aventurado y hasta pretencioso decir eso. Pero ganó cuatro veces la liga francesa. Y de ahí pasó al Manchester United y luego a Los Angeles Galaxy.

Zlatan ha ganado campeonatos y trofeos con casi todos los equipos donde ha jugado y ha obtenido un montón de premios en su carrera. Todo lo que hizo por la selección nacional de Suecia, no hace falta mencionarlo. Es el jugador que más goles ha marcado defendiendo la camiseta de la selección.

Cuando escribo esto, Zlatan Ibrahimović está de nuevo jugando con el Milán de Italia. Está por cumplir 39 años y sigue haciendo goles. Su historia parece un sueño, el sueño de un empecinado niño hijo de inmigrantes.

Fuente: Jag är Zlatan Ibrahimović: Min historia (2011)



viernes, 24 de julio de 2020

Un poema para Suecia

AQUÍ TODOS TIENEN SU COMIDA
Oscar García

Los muchachos entran al restaurante
y esparcen una lluvia de plomo
¿Por qué no leen libros los muchachos?
se pregunta una voz de vez en cuando
¿Por qué
si cuando niños devoran palabras
en el lindo jardín infantil
donde trabaja una Sanna o una Marta?
¿Por qué dejan de saborear sabrosas palabras,
que se sirven en todas partes,
ya en la dulce adolescencia?
Después es demasiado tarde
pues desde luego harán referencia a
“cosas más importantes en qué pensar”
Vivimos en un buen país
¿verdad?
Podemos llamar a otros países dictaduras
porque nosotros no somos dictadura
Somos feministas
que producimos juguetes, galletas de canela, coches
y vendemos armas a dictaduras
Aquí se necesitan jefes, técnicos, ingenieros...
La efectiva empresa de transporte
donde los sin papeles trabajan y son perseguidos
pierde 250 millones al año
De ahí el precio aumentado del precio aumentado
La masa castigada es multicultural
como la oferta de los restaurantes
como la guardería, el parque y la cárcel
La gente debe ser diferente pero tratada igual
¿O era al revés?
Recuerda que ya no se puede decir negro,
gitano ni lapón
proclaman los periódicos y la Academia
Di moreno, romaní, sami
¡y cómprate un apartamento con balcón!
Desde ahí ves a cien expárvulos que viajan
a Siria y a Irak
a luchar por algo en lo que ellos creen
La humeante sopa queda abandonada en la mesa
frente a bocas mudas que se preguntan:
¿Dónde están?
¿Qué son?
El móvil inmóvil migrante comunitario
ha dividido al país en dos
Pedir dinero no es delito
repiten la ley y la policía
pero lo mejor es que no te sientes en este banco,
que no duermas entre los arbustos
y que no cagues ahí atrás
Veinte mil libros se publican por año
que encuentran un lugar en la estantería
en el sótano de la biblioteca
¿Quién los va a saborear? ¿Qué niños?
Hay escuelas inteligentes donde a cada estudiante
le dan una computadora
donde se puede ver Facebook
La falta de profesores es tan grande como la autoconfianza
El subsidio social se llama ahora apoyo para subsistencia
declara la autoridad tras su escudo de papeles
¿Por qué no subsidio de subsistencia o apoyo social?
se pregunta un querulante
Porque nos gusta jugar con las palabras
hoy más que nunca
El orgulloso hombre de la cultura es despertado de vez en cuando
por la orgullosa mujer de la cultura
Luchan como leones en periódicos hambrientos
y elle adelanta su posición
mientras las drogas se venden a plena calle
y todo lo demás ocurre a puertas cerradas
Los vaciados heroinómanos bajan en edad
pero crecen constantemente en cantidad
a pesar de que cientos de cuerpos desaparecen cada año
Un famoso viola otra vez a una no famosa
mientras el televidente sueña con llamar la atención
¿Pero cuál ciudad te gusta más?
pregunta una voz de vez en cuando
¿Acaso no hay una pizzería en todas partes?
En el exterior saben mejor cómo son los suecos:
rubios, introvertidos, puntuales, fáciles
Aún así Mohammad no quiere llamarse Mohammad
porque Niklas y Sebastian consiguen más fácil trabajo
Muchos trabajadores están condenados de por vida
a contratos temporales y desempleo cíclico
Así es que ahora mejor nos bañamos en cerveza
de cientos de olorosas cervecerías artesanales
El juicio contra los muchachos
que no fueron al restaurante a comer
costó 50 millones de coronas
¿Qué bolsillos se llenaron con ese dinero legal?
El dinero crece por supuesto en los árboles
en los lejanos paraísos
La enfermera grita y cae libremente
sin paracaídas
y los conocimientos de los estudiantes también han caído
Arde, preocupa, sorprende
porque aquí la escuela es gratuita y todos tienen su comida

(Publicado originalmente en sueco en la revista Klass, número 2/2019)

sábado, 18 de julio de 2020

El parque de los muertos

En Estocolmo hay muchos parques grandes donde uno puede caminar con tranquilidad a la sombra de las coníferas. Uno de estos parques es el famoso Skogskyrkogården, "Cementerio del bosque" en español, que se encuentra al sur de la ciudad. Este camposanto fue creado a principios del siglo pasado y desde 1994 es considerado Patrimonio de la Humanidad.

El Skogskyrkogården tiene espacio para 100 000 tumbas y lo cruzan varias calles y senderos. El muro de piedra que lo rodea fue construido por desempleados, según reza en una de las puertas. Hay cinco capillas, crematorio con altas chimeneas y un bosquecito donde se esparcen las cenizas de las personas que no desean una tumba propia. Además hay una loma donde los visitantes se pueden sentar a contemplar el cementerio y tal vez meditar sobre la vida y la muerte.

La tumba más famosa de este parque-cementerio es la de Greta Garbo, que fue estrella del cine mudo en Hollywood. La célebre actriz está enterrada en un lugar preferencial, en un montículo sin tumbas alrededor que puedan desviar la atención. Probablemente hay otros personajes interesantes bajo los altos abetos. Pero hay que recordar que muchos de los famosos de Estocolmo yacen en cementerios más pequeños, o exclusivos, que se encuentran aledaños a las iglesias.

La inmigración ha sido constante en Suecia desde el siglo pasado y es lógico que esto también deje su huella en la actividad funeraria. En Estocolmo hay, por ejemplo, varios cementerios judíos. En Skogskyrkogården las tumbas judías tienen también una sección, no muy alejada del espacio destinado a los difuntos musulmanes. Sin duda, al final, la tierra nos une a todos. Aquí hay protestantes y católicos, creyentes y ateos, suecos e inmigrantes, izquierdistas y derechistas, etc., etc., etc.

Hace cinco años estuve presente en el sepelio de un amigo en el "Cementerio del bosque" y hoy pude constatar que su tumba está arreglada y adornada con flores frescas. Se encuentra en la sección de los católicos. No sé si él era católico, o si los familiares lo colocaron ahí más bien por cuestiones culturales. Mi amigo fue guerrillero en El Salvador y ahora descansa lejos de la tierra que lo vio nacer.

Los cementerios suecos son sobrios. Todas las sepulturas ocupan más o menos el mismo espacio y no hay mausoleos ostentosos como en otros países. Basta con una sencilla lápida.


viernes, 6 de marzo de 2020

Un cuento sobre Suecia

COMENZANDO DE NUEVO
Oscar García


Al salir del aeropuerto me recibió una muchacha que hablaba muy bien el español. Me dijo que se llamaba Karin, que me había estado esperando un buen rato y que había dejado el coche en el estacionamiento. Salimos al frío. Yo me sentía muy alegre y animado, a pesar del largo viaje. Por fin respiraba el aire nórdico. Suecia no era tan fría como pensaba. Pero solo estábamos en septiembre. En diciembre seguramente vería la nieve.

Karin condujo el coche por carreteras desoladas, atravesando bosques oscuros que me recordaron la famosa historia de Hansel y Gretel. Me sentía como en un sueño. La conductora casi no hablaba y a mí tampoco se me ocurría nada que decir. ¿Qué iba a decir? Me bastaba con observar. Todo era nuevo para mí, todo era interesante.

Llegamos al campamento. Karin me llevó directamente a un apartamento y ahí me dejó. Sin embargo, pronto apareció otra mujer. Me sorprendió que ella también hablara tan bien el español. Ann me mostró el pequeño apartamento donde yo iba a vivir. El lugar tenía todo lo que podía necesitar. Incluso había comida en el refrigerador y en la alacena. Ann era alta y guapa. Me contó que estaba casada con Manuel, un español a quien no pude menos que envidiar. Además me dio información general sobre el campamento. En cuanto me entregó la llave y se fue, me tiré en la cama, sin quitarme la ropa ni los zapatos.

Llamaron a la puerta. Cuando abrí los ojos no sabía dónde estaba. La luz de una lámpara que colgaba del techo me cegaba. Me vi en una cama arreglada y no reconocía nada. ¿Dónde estoy?, pensé. ¿Acaso estoy soñando? Paredes empapeladas, una gran ventana, un gavetero... De repente recordé todo: el aeropuerto, Karin, el viaje en coche, el bosque, Ann y el apartamento. Me encontraba en Suecia, por supuesto. Era un refugiado que estaba por comenzar una nueva vida. Entonces salté de la cama y corrí hacia la puerta. El timbre sonó una vez más antes de que lograra llegar. Abrí con rapidez.

―¡Hola! ―me dijo en español un hombre de cabello negro―. Me llamo Manuel. Soy el marido de Ann.

Manuel me tendió una mano sincera y yo se la estreché. Me pareció simpático. Ojos bondadosos y pantalones vaqueros.

―¡Hola! ―le dije―. Sebastián. Pase adelante.

Él entró al apartamento pero ni se sentó. Solo me quería saludar, me dijo, y aconsejarme que no me durmiera todavía.

―Es demasiado temprano ―me explicó―. Para ti es tarde; pero para nosotros es temprano. Si te duermes ahora vas a despertar a media noche y mañana te vas a dormir a medio día. Y así sucesivamente. Lo mejor es que aguantes ahora.

Fue agradable conversar un rato con él. Por lo visto, yo no era el único inmigrante en Suecia. Cuando se fue saqué las cosas de mis maletas, solo para tener algo que hacer y no quedarme dormido. Después de un par de horas me dio hambre y decidí preparar algo de comer. Freí un huevo y algunas rodajas de un salchichón que parecía pene de burro. Pan no había. Solamente encontré unas galletas cuadradas que parecían tablas y sabían a madera.

El campamento era un mundo cerrado y tranquilo que estaba en un barrio apartado. Alrededor había solamente bosque, donde se veían urracas y cuervos. Un caminito asfaltado lo conectaba con el centro del pequeño pueblo, por donde pasaba una carretera que conducía a la ciudad. Yo no sabía cómo ir ahí. No veía autobuses por ningún lado, nada que recordara a una terminal. Nada de ruido, nada de humo, nada de vendedores ambulantes.

La primera vez que visité el pueblo fue un poco especial. Fui al supermercado a comprar algo con el dinero que me habían dado en el campamento. Era un suma pequeña pero suficiente que me darían cada mes mientras viviera ahí, para comprar comida, jabón y otras cosas básicas. Eché a andar por el caminito asfaltado con una sonrisa en los labios. Era una bella mañana de septiembre. El aire era limpio, el sol brillaba y los pájaros cantaban. No llevaba prisa. ¿Para qué caminar rápido? ¿Para qué estresarme? Este era uno de los mejores momentos de mi vida.

A medio camino me encontré con una pareja de árabes que observaban un árbol. Estábamos en la misma situación. Habíamos encontrado refugio en la lejana Suecia y aquí íbamos a empezar de nuevo. El hombre me miró y señaló hacia el árbol. Vi entonces a una ardilla cobriza que dio tres saltos y luego se puso a comer algo. Qué graciosa era. Les sonreí a los árabes y les dije adiós con la mano. Ahora teníamos otra cosa en común: habíamos visto un animal del paraíso.

El centro del pueblo eran solo dos calles y una plaza. De inmediato noté que ninguna mujer cargaba a su hijo en brazos, como solían hacerlo en mi país. Aquí había que tener cuidado para no ser atropellado por alguno de los tantos cochecitos que circulaban. Mis ojos se prendieron luego de un hombre que pasó a toda velocidad en una silla de ruedas. Nunca había visto cosa semejante. La silla se movía sola. Parecía una nave espacial, con palancas y todo. Eso me hizo recordar a los discapacitados de mi país. Algunos se arrastraban por el suelo, como reptiles humanos, sucios, lisiados y alcoholizados. Se pasaban todo el día en el mismo lugar, por lo general en la puerta de una iglesia o en alguna esquina, pidiendo limosna. Qué diferente era aquí. Sin lugar a dudas, Suecia era fantástica.

Entré al supermercado alegre y lleno de curiosidad. Había tantas cosas interesantes: caviar en tubos de pasta dental, limones de plástico, pescado encurtido en frascos, pan oscuro… Me divertía solo viendo los productos. No obstante, cuando llegué a la caja sentí un poco de miedo, porque sabía que no entendería lo que dijera la cajera. Aunque en realidad no importaba, pues podía leer las cifras en la pantalla a la hora de pagar.

Mis compras avanzaron sobre la banda: un pepino, seis huevos y un pan de caja. Cuando la cajera habló, miré las cifras en la pantalla, pagué y pasé por la caja. Pero entonces me di cuenta de algo: no había tomado una bolsa plástica. Así es que regresé rápidamente a coger una. Y como sabía que las bolsas plásticas servían luego para la basura, aproveché para agarrar dos más y las metí en la primera.

Cuando levanté la vista quedé paralizado. Fue una sensación horrible. La cajera tenía los ojos puestos en mí. La señora que estaba detrás de mí también me observaba. Y los que estaban más lejos en la cola también me miraban. ¡Todos me miraban! Pasé por la caja otra vez, pero ahora perseguido por esas ardientes miradas. No fue nada fácil meter las compras en la bolsa. El pan estaba más cerca de la cajera que de mí, el cartón de huevos se abrió, el pepino no quería entrar... Yo sentía la cara caliente. ¿Por qué me miraban así? ¿Me veían raro? Cuando logré meter mis cosas en la bolsa salí huyendo de ahí.

La siguiente vez que fui al supermercado me puse a estudiar a los clientes y a la cajera. Entonces entendí todo. Las bolsas no eran gratuitas. Yo no las había pagado y es por eso que todos me miraban. ¿Pero cómo iba yo a saber eso? Las bolsas eran gratis en mi país.


sábado, 23 de marzo de 2019

Las niñas y el deporte

El deporte y la actividad física son muy importantes en Suecia. Según las estadísticas, la cuarta parte de la población practica algún deporte, o hace algún tipo de ejercicio físico, tres o cuatro veces por semana. De hecho, el deporte se considera aquí un movimiento social. La Confederación Deportiva de Suecia (Riksidrottsförbundet) se fundó en 1903 y tiene ahora más de 3 millones de miembros. Según sus cálculos, casi el 90% de los suecos ha sido miembro de algún club deportivo durante la niñez o la juventud. Esta confederación recibe fondos del Estado y en 2018 el presupuesto fue de casi 2,000 millones de coronas (unos 200 millones de dólares).

Aparte de las organizaciones que componen la mencionada confederación, hay muchas otras asociaciones deportivas en el país, con una gran cantidad de miembros. Y si vamos a hablar de la importancia del ejercicio y el deporte en el país, tampoco hay que olvidar la labor que realizan las escuelas y a toda esa gente que tiene por costumbre salir a correr o dar largas caminatas. Huelga decir que todo esto tiene un efecto muy positivo en la salud de la población.

El deporte que más practican los varones en Suecia, según estadísticas de la Confederación Deportiva, es el fútbol. Y a este le sigue el golf. En cuanto a las mujeres, destacan tres deportes casi por igual: gimnasia, fútbol y deportes ecuestres. Para alguien que, como yo, viene de un país donde las condiciones para practicar deportes son muy diferentes a las de Suecia, todos estos datos resultan muy interesantes. Donde yo crecí se jugaba fútbol, baloncesto y a veces softbol, pero por lo general era de forma no organizada. También había quienes salían a correr, o bien entrenaban artes marciales en su casa (más como defensa que por hacer deporte). Pero eso de golf y deportes ecuestres eran para mí cosa de otro mundo.

Los estudios muestran que el entorno más importante para muchos niños y jóvenes, después de la familia y la escuela, es el deporte. Recientemente recibí unos trabajos escritos de mis estudiantes de la universidad, donde la tarea era hablar un poco de su historia personal. En especial, llamaron mi atención unos textos donde unas muchachas reflexionaban sobre su relación con el deporte cuando eran niñas. Son experiencias muy interesantes, que vale la pena conocer, pues muestran otra dimensión del tema. Comparto algunos fragmentos:

"Crecí en una familia grande, y los caballos eran lo más importante para todos. Menos para mi papá, él era el único miembro de mi familia que no montaba. Yo amaba los caballos. Estaba todos los días en los establos, e hice mis mejores amigas allá. El caballo que tenía cuando tenía diez años se llamaba Sudden. Era blanco y grande, perfecto para mí, porque yo era alta y muy fuerte cuando era niña. Sudden y yo competíamos en salto y en doma clásica. Me acuerdo de las noches antes de una competencia, todos estaban nerviosos y muy emocionados. Estábamos bañando los caballos y arreglando el equipo toda la noche. Pero igual, en la mañana Sudden estaba sucio. No es fácil tener un caballo blanco" (Frieda).

"Cuando tenía 11 años practicaba gimnasia rítmica. Entrenaba tres horas cada día, cinco días a la semana. Eran entrenamientos muy duros. Al entrenador le encantaba la canción 'Eye of the Tiger' y la escuchábamos entre los bailes. Yo pensaba que era normal tenerle miedo al entrenador. Su manera de enseñar era un horror y yo tenía miedo cada vez que hacía una falta. Mis amigas y yo competíamos por quién tenía el vientre más pequeño y los mejores abdominales. El entrenador me había dicho que tenía un estómago demasiado grande y le creí. Mi vida en aquellos años consistía en entrenamiento, escuela y familia. No tenía tiempo para jugar con mis amigos de la clase, como una niña normal. Cuando terminábamos la escuela, tenía que correr rápido a casa para comer, y luego continuar a la sala de entrenamiento. No disfrutaba el hermoso camino que había a través del bosque. Tenía una familia muy amorosa. Todo lo que ellos querían era que yo siguiera mis sueños. Mi familia siempre estaba ahí para mí y hoy entiendo cuánto dinero mis padres han gastado en mi deporte" (Johanna).

"Cuando solo tenía 13 años decidí entrenar dos veces al día para ser la mejor futbolista del mundo. En mi cuarto tenía un poster de Messi y uno de Marta, que me daban la fuerza para luchar todos los días. Jugaba en un equipo de élite de mi ciudad. Un año ganamos la copa y todos los torneos en que participamos. El entrenador me dijo que, si seguía a ese ritmo, mi sueño no estaba lejos de convertirse en realidad. Pero él no tenía razón. Los años pasaron rápido y yo, con el mismo entusiasmo, entrenaba dos veces al día. Un día mi cuerpo no pudo más y mi mente tampoco. Cuando decidí dejar de jugar, sentí que traicioné a la pequeñita que tenía ese sueño tan grande. Y también a todos mis amigos y a cada persona que me solía decir que lo iba a cumplir y que me iría lejos de aquí. Pero como mujer no es fácil jugar fútbol. Hay muchos prejuicios y tienes que luchar al lado de la cancha también. Por ejemplo, cuando estaba practicando con chicos, normalmente no me dejaban tocar la pelota. Podía pasar un partido en que solamente corría, todo solo porque soy mujer.  Al final, me cansé de luchar por mis derechos todo el tiempo" (Sandra).

Fuente: Riksidrottsförbundet.