sábado, 23 de marzo de 2019

Las niñas y el deporte

El deporte y la actividad física son muy importantes en Suecia. Según las estadísticas, la cuarta parte de la población practica algún deporte, o hace algún tipo de ejercicio físico, tres o cuatro veces por semana. De hecho, el deporte se considera aquí un movimiento social. La Confederación Deportiva de Suecia (Riksidrottsförbundet) se fundó en 1903 y tiene ahora más de 3 millones de miembros. Según sus cálculos, casi el 90% de los suecos ha sido miembro de algún club deportivo durante la niñez o la juventud. Esta confederación recibe fondos del Estado y en 2018 el presupuesto fue de casi 2,000 millones de coronas (unos 200 millones de dólares).

Aparte de las organizaciones que componen la mencionada confederación, hay muchas otras asociaciones deportivas en el país, con una gran cantidad de miembros. Y si vamos a hablar de la importancia del ejercicio y el deporte en el país, tampoco hay que olvidar la labor que realizan las escuelas y a toda esa gente que tiene por costumbre salir a correr o dar largas caminatas. Huelga decir que todo esto tiene un efecto muy positivo en la salud de la población.

El deporte que más practican los varones en Suecia, según estadísticas de la Confederación Deportiva, es el fútbol. Y a este le sigue el golf. En cuanto a las mujeres, destacan tres deportes casi por igual: gimnasia, fútbol y deportes ecuestres. Para alguien que, como yo, viene de un país donde las condiciones para practicar deportes son muy diferentes a las de Suecia, todos estos datos resultan muy interesantes. Donde yo crecí se jugaba fútbol, baloncesto y a veces softbol, pero por lo general era de forma no organizada. También había quienes salían a correr, o bien entrenaban artes marciales en su casa (más como defensa que por hacer deporte). Pero eso de golf y deportes ecuestres eran para mí cosa de otro mundo.

Los estudios muestran que el entorno más importante para muchos niños y jóvenes, después de la familia y la escuela, es el deporte. Recientemente recibí unos trabajos escritos de mis estudiantes de la universidad, donde la tarea era hablar un poco de su historia personal. En especial, llamaron mi atención unos textos donde unas muchachas reflexionaban sobre su relación con el deporte cuando eran niñas. Son experiencias muy interesantes, que vale la pena conocer, pues muestran otra dimensión del tema. Comparto algunos fragmentos:

"Crecí en una familia grande, y los caballos eran lo más importante para todos. Menos para mi papá, él era el único miembro de mi familia que no montaba. Yo amaba los caballos. Estaba todos los días en los establos, e hice mis mejores amigas allá. El caballo que tenía cuando tenía diez años se llamaba Sudden. Era blanco y grande, perfecto para mí, porque yo era alta y muy fuerte cuando era niña. Sudden y yo competíamos en salto y en doma clásica. Me acuerdo de las noches antes de una competencia, todos estaban nerviosos y muy emocionados. Estábamos bañando los caballos y arreglando el equipo toda la noche. Pero igual, en la mañana Sudden estaba sucio. No es fácil tener un caballo blanco" (Frieda).

"Cuando tenía 11 años practicaba gimnasia rítmica. Entrenaba tres horas cada día, cinco días a la semana. Eran entrenamientos muy duros. Al entrenador le encantaba la canción 'Eye of the Tiger' y la escuchábamos entre los bailes. Yo pensaba que era normal tenerle miedo al entrenador. Su manera de enseñar era un horror y yo tenía miedo cada vez que hacía una falta. Mis amigas y yo competíamos por quién tenía el vientre más pequeño y los mejores abdominales. El entrenador me había dicho que tenía un estómago demasiado grande y le creí. Mi vida en aquellos años consistía en entrenamiento, escuela y familia. No tenía tiempo para jugar con mis amigos de la clase, como una niña normal. Cuando terminábamos la escuela, tenía que correr rápido a casa para comer, y luego continuar a la sala de entrenamiento. No disfrutaba el hermoso camino que había a través del bosque. Tenía una familia muy amorosa. Todo lo que ellos querían era que yo siguiera mis sueños. Mi familia siempre estaba ahí para mí y hoy entiendo cuánto dinero mis padres han gastado en mi deporte" (Johanna).

"Cuando solo tenía 13 años decidí entrenar dos veces al día para ser la mejor futbolista del mundo. En mi cuarto tenía un poster de Messi y uno de Marta, que me daban la fuerza para luchar todos los días. Jugaba en un equipo de élite de mi ciudad. Un año ganamos la copa y todos los torneos en que participamos. El entrenador me dijo que, si seguía a ese ritmo, mi sueño no estaba lejos de convertirse en realidad. Pero él no tenía razón. Los años pasaron rápido y yo, con el mismo entusiasmo, entrenaba dos veces al día. Un día mi cuerpo no pudo más y mi mente tampoco. Cuando decidí dejar de jugar, sentí que traicioné a la pequeñita que tenía ese sueño tan grande. Y también a todos mis amigos y a cada persona que me solía decir que lo iba a cumplir y que me iría lejos de aquí. Pero como mujer no es fácil jugar fútbol. Hay muchos prejuicios y tienes que luchar al lado de la cancha también. Por ejemplo, cuando estaba practicando con chicos, normalmente no me dejaban tocar la pelota. Podía pasar un partido en que solamente corría, todo solo porque soy mujer.  Al final, me cansé de luchar por mis derechos todo el tiempo" (Sandra).

Fuente: Riksidrottsförbundet.


sábado, 9 de febrero de 2019

Diez películas fuera de lo común

En Gotemburgo se organiza anualmente el festival de cine más grande de los países nórdicos, el "Göteborg Film Festival". Como siempre hay películas para casi todos los gustos, no es mala idea estar en la ciudad en esos once fríos días de enero en que se realiza el evento. Este año (2019), en la versión 42 del festival, se proyectaron 450 películas de 80 países. Acompáñenme en este breve recorrido por las diez películas que logré ver:

Comencé con In Fabric (Reino Unido), una película que se podría denominar de terror, aunque también tiene algo de humor y una buena dosis de perversión sexual. Lo más memorable es una dependienta de almacén con atributos de vampiresa. Además, siempre recordaré la mejor escena que he visto de una lavadora destruyéndose. Pero el guion no es muy bueno y la historia no tiene un fundamento sólido. Por supuesto, la tienda donde están los monstruos termina devorada por el fuego, siguiendo la tradición de las historias de terror. Le doy tres estrellas, de máximo cinco. En todo caso, es una película que vería de nuevo.

De ahí me metí a ver Iron Sky The Coming Race (Finlandia/Alemania/Bélgica), que se exhibió en la sala más grande del festival. El cine estaba lleno y no me quedó duda de que casi todos eran "fans" del director, un joven que estaba presente y se subió a la escena a decir algunas cosas con bastante humor. La película también tiene mucho humor, no muy refinado, y está basada en la ironía. Creo que es perfecta para adolescentes, o bien para adultos irónicos y un poco infantiles. Se trata de ciencia ficción, pero es más ficción que ciencia, y la carga política es obvia. Los nazis de la Luna han destruido el planeta Tierra y los héroes de la historia tienen que luchar contra Hitler, que no es otra cosa que un reptil extraterrestre. Le doy cuatro estrellas.

El día siguiente fue de documentales. Suerte que tuve ánimo de levantarme temprano un sábado para ir a ver a las 10 a.m. Still recording (Siria/Líbano/Catar/Francia/Alemania). Se trata de un documental brutal, que te pone directamente en la guerra de Siria. Hay muertos desde el comienzo hasta el final y no se ve mucha esperanza. Quién es el bueno y quién es el malo en esa guerra, es algo que es mejor ni preguntárselo. Uno mira de cerca la realidad gracias a la labor de unos jóvenes que andan en los frentes de guerra solamente armados con sus cámaras. No le deseo a ningún país que pase por lo que está pasando Siria. Recomiendo este documental y le doy cinco estrellas.

Después vi Obscuro barroco (Francia/Grecia/Suiza), un documental breve y algo poético que me dejó un poco decepcionado. Trata de transexuales en el sudoroso Carnaval de Río. No es nada glamoroso; al contrario, el audiovisual proyecta una sensación de decadencia. Da tristeza ver cómo la gente se disfraza para ser parte por un rato de un mundo de fantasía. Y la entrevista con un viejo transexual, que domina todo el audiovisual, solamente acentúa esa sensación. A decir verdad, la película me pareció un poquito aburrida y redundante en ciertos temas. Le doy dos estrellas.

Un día después fui con mucha ilusión a ver Aniara (Suecia), un largometraje basado en un poema-epopeya del sueco Harry Martinsson (quien ganó el Premio Nobel en 1974). Por fin, dije yo, aquí está la súper película sueca de ciencia ficción... Pero no. Si bien la historia es sobre una gran nave interplanetaria que pierde el rumbo, y el montón de gente que tiene que vivir ahí, desde el comienzo la película apuesta por el melodrama. El director sigue demasiado a la protagonista y sus sentimientos. No es necesario que una nave se pierda en el espacio para mostrar eso. No hay nada visual que recordar. Le doy tres estrellas; pero no creo que volvería a ver esa película.

Luego fui con cierta duda a ver Las sandinistas (Nicaragua/Estados Unidos), debido a que conozco bastante bien la historia de Nicaragua. Después de aquella gloriosa revolución, después de tanta lucha y tanta ayuda de la solidaridad internacional, la situación actual de ese país es decepcionante. Lo menos que quiero ver es nostalgia, que no tiene nada que ver con el presente. Pero el documental resultó ser muy bueno y no dudo en darle cinco estrellas. Mi profundo respeto y admiración para la comandante que, junto a otras mujeres inteligentes y luchadoras, después del triunfo fue borrada por la dirección de los sandinistas.

Y ya que me gusta el rock, una película que no me perdí fue Leto (Rusia/Francia). Este interesante y por ratos experimental largometraje trata de unos roqueros de los años ochenta en la Unión Soviética. Pude fácilmente identificarme con las referencias de estos músicos, influenciados por el rock de Estados Unidos e Inglaterra. Por supuesto, su música y su estilo de vida no eran bien vistos por algunos seguidores de la línea del régimen. No obstante, se muestra que hubo cierta incomprensión hacia esos jóvenes, pero no persecusión. Es una historia un poco melancólica, con una música que me dejó clavado en la silla hasta que todos los créditos de cierre terminaron y se encendieron las luces del salón. Le doy cuatro estrellas y media. Y por supuesto, la recomiendo.

Después de una pausa de varios días, entré de nuevo a la oscuridad del cine para ver Cities of Last Things (Taiwan/China/Estados Unidos/Francia). Me atrajo el anuncio de que era ciencia ficción y de que se contaba la vida del protagonista "hacia atrás". Por supuesto, esto último es imposible de lograr completamente, a no ser que toda la película se muestre al revés. Comienza cuando el protagonista es viejo, sigue con una parte cuando es joven y termina cuando es un niño, esa es toda la experimentación con la cronología. La película es bastante violenta, con golpizas, sangre en bocas y rostros, asesinatos y persecuciones. Y el comienzo es bastante tedioso, con conversaciones no muy interesantes que invitan al sueño. Le doy tres estrellas.

Al día siguiente vi Murder Me, Monster (Argentina/Francia/Chile), que en español se llama "Muere, Monstruo, Muere" (no significa para nada lo mismo, pero era importante mantener las tres "M" por cuestiones de la trama). Esta película de terror llamó mi atención porque es argentina, ambientada en Los Andes. Buena actuación. Buena fotografía. Diálogos interesantes. Y el monstruo es bastante raro y llamativo. No obstante, en lo que fallan muchas películas de terror es en que no saben explicar el porqué de la maldad del monstruo y por qué tiene que matar precisamente mujeres. Cabe agregar que en esta película hay escenas bastante fuertes. La recomiendo para los amantes del género de terror y lo fantástico, con cuatro estrellas.

Y el gran final de mi viaje por el mundo del cine fue la película que Terry Gilliam se tardó más de 20 años en terminar: The Man Who Killed Don Quixote (España/Bélgica/Portugal/Francia). La cola llegaba hasta la calle, donde soplaba el viento y caía una nieve mezclada con lluvia. Pero valió la pena esperar. El tema es la relación entre fantasía y realidad, muy acertado tomando como motivo a Don Quijote. Mucho color, mucho movimiento. Es un espectáculo visual, por ratos histérico, lleno de tomas interesantes. Algunos espectadores ya van predispuestos a reír, pues conocen la trayectoria de Gilliam; pero sería un error reducir sus películas a puras comedias. A esta le doy cinco estrellas.

En total, vi entonces diez películas fuera de lo común. El cine estimula realmente el cerebro.