viernes, 18 de noviembre de 2016

Unos matan y otros pagan: sobre un juicio en Gotemburgo

¿Cuánto puede costar un juicio? Sin duda, esta es una pregunta que pocas veces nos hacemos. Cuando se trata de crímenes abominables, quizá damos la pesadilla por terminada cuando la policía al fin atrapa al culpable, como si se tratara de una película o una novela de detectives con final "feliz". Pero que la policía atrape a alguien no significa que el caso esté terminado, sino que ahora viene el complicado proceso judicial. En la primera entrada de este blog escribí sobre un doble asesinato cometido, no muy lejos de donde vivo, en el contexto de la actual guerra entre pandillas en Gotemburgo (ver la entrada del 20/3 de 2015).

La historia siguió así: La policía, después de una exhaustiva investigación, detuvo a ocho personas, que fueron acusadas. El primer problema que surgió fue que la mayoría eran menores de edad. Según Annete Arveståhl, jueza titular del Juzgado de Gotemburgo, cuando un hechor tiene menos de 18 años debe haber causas muy especiales para mandarlo a la cárcel, y si tiene entre 18 y 20 "les acostumbramos dar una rebaja en la pena". Dos de los acusados eran mayores de edad en el momento del crimen, pero las autoridades no han podido comprobar si fueron precisamente ellos quienes dispararon, puesto que las dos personas que entraron disparando esa noche en el restaurante iban enmascarados. Finalmente, los ocho jóvenes han sido condenados, dos a cadena perpetua y los demás a penas de hasta 14 años. Pero es probable que el fallo sea apelado.

Lo que me parece interesante de este caso ahora es el dato de lo que ha costado hasta el momento el proceso judicial. Los tres fiscales han costado más de 3 millones de coronas. Los ocho abogados, uno para defender a cada muchachito, costaron casi 17 millones de coronas. Por el trabajo de la policía, la cuenta asciende a casi 18 millones de coronas. Todo esto, más otros gastos, suman poco más de 54 millones de coronas (más de 5 millones y medio de dólares). Naturalmente, estos procesos deben llevarse a cabo independientemente de lo cuesten, pero los datos económicos no dejan por ello de ser interesantes.

Fuentes: GP, GT, SVT Nyheter Väst (18/11 2016)


sábado, 24 de septiembre de 2016

La Feria del Libro de Gotemburgo

Muchos visitantes de la Feria del Libro de Gotemburgo describen el famoso evento con estas palabras: "mucha gente". Y quien alguna vez ha estado ahí sabe que esta es una descripción bastante acertada. Si bien hay libros interesantes, que son bonitos y están ordenados, y además hay mapas gratuitos para que la gente pueda orientarse fácilmente, este atiborrado edificio de dos plantas no es un lugar recomendable para quien aborrezca o tenga fobia de las aglomeraciones de personas. Cada día llegan entre 20 000 y 30 000 visitantes, que deambulan entre unos 800 expositores.

Otra cosa que caracteriza a la feria es el precio. Solo por entrar a ver los libros que las editoriales quieren venderte, o tal vez escuchar alguna breve charla acerca de dichos libros, debes pagar por el billete de un día 240 o 180 coronas. El primer día y la mitad del segundo están reservados para la gente "del ramo", es decir, para aquellas personas que trabajan en editoriales o periódicos, bibliotecarios, profesores o periodistas. Es entonces que la entrada cuesta 240 coronas (poco más de 25 dólares). Por supuesto, casi nadie "del ramo" paga la entrada de su bolsillo, pues, por lo general, van invitados por las empresas o instituciones donde trabajan.

El primer día termina tradicionalmente con que las editoriales invitan a vino. Es de rigor ver entonces a una buena cantidad de gente amontonada en los estands de las editoriales, sobre todo alrededor de las más grandes, que son las que más libros venden y más vino pueden regalar . Aparte de eso, se organizan otras fiestecitas un poco más exclusivas, donde van escritores, gente "del ramo" y los infaltables admiradores. En relación a esto, es interesante que este año, 2016, se criticó tímidamente en la televisión el hecho de que los periodistas, que tienen como labor escribir reseñas, participen de este tipo de encuentros. Porque al verlos brindando alegremente (y gratis) con autores y editores, cualquiera puede preguntarse si de verdad podrán ser objetivos en sus reseñas.

Los dos últimos días, la feria está abierta para el "público en general". La entrada cuesta entonces 180 coronas (unos 20 dólares). Hay que agregar que durante todo el evento, además de la venta de libros, se organiza una variada cantidad de seminarios. Este año, el programa de la feria tiene más de 3 000 puntos, entre los cuales se encuentran 400 seminarios. No obstante, para entrar a la mayoría de esos seminarios hay que pagar aparte, a excepción del último día. Con todo, el "público en general" siempre tiene la oportunidad de escuchar la charla de algún escritor estrella, y luego comprar su último libro, por supuesto firmado.

La verdad es que el mercado del libro en Suecia está dominado por unas pocas y grandes editoriales, que cuentan en sus filas con unos conocidos escritores, que a su vez cuentan con el apoyo de los mejores agentes, que venden sus libros a otros países. Si estos grandes escritores además reciben buenas reseñas por parte de los influyentes periodistas, y sus libros están siempre en las vitrinas de las librerías, que prácticamente son monopolios, e igualmente gozan de la admiración de ejércitos de lectores que no buscan otra cosa, no hay necesidad de cambiar nada. La Feria del Libro de Gotemburgo es más o menos igual cada año.

Fuente: Bokmässan. Göteborg Book Fair.

 


domingo, 17 de abril de 2016

Las microcervecerías y el monopolio del alcohol

Una de las cosas que diferencian a Suecia, Noruega y Finlandia de otros países es el monopolio estatal de la venta de alcohol. Por supuesto, uno puede comprar vino, cerveza o aguardiente en bares y restaurantes, pero no puede hacerlo en tiendas comunes y supermercados. En Suecia, la empresa estatal que vende el alcohol, el Systembolaget, tiene más de 400 tiendas. Aunque pueda parecer irónico, la finalidad del monopolio es disminuir los problemas relacionados con el alcohol. Por ejemplo, no se le vende a menores de 20 años. Si la persona que está en la caja duda de la edad del cliente, de inmediato le pedirá que muestre su identificación. Otra medida es que entre semana cierran a las 7 de la noche, el sábado lo hacen temprano por la tarde y no abren los domingos. También es bueno señalar que la empresa no le hace propaganda al alcohol ni trata de inducir al cliente a comprar.

Quizá haya personas que critiquen este monopolio, pero creo que la gran mayoría lo acepta y entiende muy bien los beneficios. Una de las cosas positivas es que el Systembolaget, que es grande y está muy bien surtido, asegura la calidad y la variedad. El cliente puede escoger entre una gran cantidad de bebidas, tanto suecas como extranjeras. Por ejemplo, el 10% del vino tinto que se vende en las tiendas es ecológico. Y el personal está capacitado, por lo que te pueden aconsejar sobre qué vino queda bien con tal comida, o brindarte otro tipo de información sobre diferentes productos.

Cabe recordar que el mencionado monopolio es de la venta de alcohol, no de la producción. En ese sentido, el Systembolaget parece casi lo contrario de un monopolio, pues no vende solo ciertos productos, sino que se encarga de que haya variedad. En otros países hay monopolios o semimonopolios, por ejemplo, de la producción de cerveza. Hay una empresa que fabrica esa marca que la gente por lo general ve como "la cerveza nacional". En Suecia hay varias empresas grandes que fabrican cerveza, pero ninguna acapara el mercado. De hecho, una de las tendencias actuales en el mundo de las bebidas aquí es que la cantidad de microcervecerías crece como la espuma.

A finales del siglo XIX había en Suecia unas 500 cervecerías, con lo cual me refiero a empresas que fabrican cerveza, no a bares donde la venden. Debido a diversos factores, a comienzos de los años noventa del siglo pasado, solo quedaban unas 20 compañías cerveceras. Pero en los últimos años ha crecido tanto el interés por cervezas más sofisticadas que en estos momentos hay 224 cervecerías. La gran mayoría de estas nuevas empresas, sino todas, son de las llamadas "microcervecerías". Lo que las define como tales es que son pequeñas y no producen en grandes cantidades, por lo que comúnmente se dice que hacen "cerveza artesanal". Pero lo que no ofrecen en cantidad, lo ofrecen en calidad y sabor.

Ahora hay microcervecerías a lo largo y ancho del país. Solo en Estocolmo hay 40. Y en el occidente del país, donde se encuentra la ciudad de Gotemburgo, hay 35. Como cada microcervecería produce varios tipos de cerveza, se entiende que se trata de una enorme variedad de sabores y otras cualidades. En el Systembolaget se encuentran estas cervezas, pero en algunas tiendas a veces venden sobre todo las marcas locales. Así es que si te interesa la cata de cerveza, tienes mucho por hacer.


Fuentes: Sveriges bryggerier, Sveriges mikrobryggerier, Systembolaget, Tidningen Hisingen.

 

domingo, 13 de marzo de 2016

Estereotipos de los suecos

¿Cómo son los suecos? Creo que al tratar de responder esta pregunta se corre el riesgo de recurrir a estereotipos. Las generalizaciones resultan cómodas, pues no requieren mayor explicación. Hay ideas fijas sobre Suecia y los suecos, que muchas personas en otros países aceptan como ciertas, sin cuestionar. En ocasiones, estas ideas pueden resultar dañinas, porque crean prejuicios, aunque por lo general solamente causan risa. Aquí hay algunos ejemplos de estereotipos de los suecos y reflexiones al respecto, redactados por estudiantes suecos:

“En Suecia todas las personas son altas, rubias y de ojos azules. Las mujeres van desnudas todo el rato. Y no solo eso, en Suecia las calles están cubiertas de nieve todo el año y entre los edificios caminan osos polares”.

“Para describir a los suecos normalmente se dice que somos simpáticos, tímidos y que los conflictos nos dan miedo. Pero no solamente son los conflictos los que nos ponen incómodos, sino los sentimientos en general”.

“Los suecos son introvertidos. Pienso que, en comparación con otros países y sus culturas, puede ser correcto. Pongo un ejemplo: En el autobús, en Suecia se percibe como extraño si tú te pones en un asiento junto a otra persona cuando hay otros lugares disponibles. En países como Irán y España, los habitantes estarán felices y tal vez incluso hasta saludan y hacen preguntas superficiales. Sin embargo, creo que ambos enfoques se basan en buenas intenciones. En Suecia, la gente se preocupa por la privacidad”.

“Yo creo que los suecos tienen más profundidad. Prefieren tener una amistad o relación profunda y no dejan entrar a cualquiera a su círculo íntimo. No quieren tener muchas relaciones superficiales, que no aportan nada a sus vidas. Los suecos son independientes y su tiempo libre es muy importante para ellos. Les gusta planificar las citas con los amigos y por eso creo que parecen más serios y fríos”.

“El sueco es taciturno, reservado y reticente. Solamente habla de cosas neutrales y materiales, como coches y casas, nunca de política o de circunstancias personales o de la familia, tampoco de cosas de carácter filosófico. El sueco tiene miedo de los conflictos. Pero el fin de semana pilla una buena curda. Con una copa de más sale todo: resentimientos, penas de amor, rollos políticos, envidias y todo el resto. A veces hasta la pelea”.

“Pienso que un estereotipo de Suecia puede ser que tenemos todo organizado en el país. También que todos deben tener su propia responsabilidad. Para lograr el éxito, tienes que trabajar solo, nadie te ayuda”.

“Un estereotipo sobre los suecos es lo de las horas fijadas y la puntualidad. Se dice que los suecos son muy estructurados. Eso suena bien. Pero también se dice que somos aburridos y fríos. Cuando se dice esto se generaliza mucho. Claro, hay suecos que son todo eso y quizás hay algo cultural que nos influencia, pero en Suecia también hay personas divertidas que siempre llegan tarde”.

“Si hablamos de personalidades, en unos contextos, los suecos somos considerados tímidos, difíciles de conocer y cerrados. En otros contextos, somos inventivos, emprendedores y exitosos. Y en otros contextos más, somos pecadores, egocéntricos y ateístas. Para algunas personas somos generosos y para otras somos tacaños. Para algunas, antirracistas, y para otras xenófobos”.

“He vivido en España durante un año y los españoles siempre podían adivinar que soy de Suecia, debido a mi apariencia, aunque no había dicho nada de mi origen (…). Creo que hay una imagen típica de una persona nórdica, y especialmente de los suecos, fuera del país. Esta imagen se refiere a una persona alta, de pelo rubio, ojos azules y piel pálida”.

“La gente suele adivinar que soy sueca sólo al verme, y cuando les intento explicar que no todos los suecos se parecen a mí, casi no me quieren creer. Una vez obtuve un trabajo en Barcelona sólo por llegar puntual a la entrevista. La mujer que me contrató me dijo que la gente del norte siempre es puntual (…). Sin embargo, estoy harta de la imagen negativa de las suecas que algunos tienen, es decir, que somos ingenuas, siempre estamos borrachas y somos chicas fáciles. Prefiero que me hablen de una imagen positiva e interesante de Suecia, por ejemplo, de nuestro sistema de bienestar”.

“Creo que hay que dejar de lado los estereotipos cuando crecen nuevas generaciones. Suecia, en el año 2016, no es un país todo blanco, con chicas guapas y altas llamadas Olga. Tampoco es solamente aburrido, tranquilo y frío”.

Fuente: Trabajos de estudiantes de español de la Universidad de Gotemburgo (GK, 2016).

 

miércoles, 9 de marzo de 2016

Estocolmo versus Gotemburgo

Como probablemente sucede en muchos países del mundo, en Suecia existe cierta rivalidad entre las dos ciudades más grandes. En la costa este se encuentra Estocolmo, la capital, con una población que ronda el millón y medio de habitantes, y en la costa oeste está Gotemburgo, el puerto más importante del país, con poco más de medio millón. Yo he vivido muchos años en Estocolmo. De hecho, es la ciudad donde he pasado la mayor parte de mi vida, por lo que la conozco muy bien. Pero desde hace aproximadamente dos años he estado trabajando y viviendo en Gotemburgo. Aunque aún no me siento un experto conocedor de esta última ciudad, puedo dar ya una opinión general sobre ella basada en mi experiencia. Muchos me han preguntado cuál de estas ciudades es mejor. No hay una respuesta definitiva, pero aquí está mi opinión sobre algunos aspectos que pueden ser interesantes:

Los paisajes
Aunque de ahora en adelante algunos gotemburgueses me odien, debo decir, en honor a la verdad, que Estocolmo es más bonita. La capital es un archipiélago y los barrios del centro están situados directamente en islas. Por eso, uno puede encontrar muchos caminos a la orilla del agua, atravesando puentes y rodeando islas. Gotemburgo también está al lado del mar, pero no tiene la misma cantidad de paisajes que brinda esa bella combinación de agua, mar y tierra que es el sello de Estocolmo. En lo que se refiere a parques, las dos ciudades tienen varios y muy bonitos. El parque Slottsskogen, de Gotemburgo, me parece un poco especial, pues tiene un zoológico al aire libre que es completamente gratuito.

Las calles
Hay calles bonitas y elegantes en las dos ciudades. Si deseamos ver callejones llenos de historia, los más interesantes están en la Ciudad Vieja de Estocolmo, un barrio medieval, que no tiene parangón en Gotemburgo. Asimismo, la peatonal Drottninggatan es clásica, sobre todo para ver gente y sentir el pulso de la ciudad. Pero si vamos a hablar de una calle ancha, a la vez moderna y tranquila, para caminar, gana la famosa Avenida de Gotemburgo. Recorrer esta calle por la mañana, cuando acaba de salir el sol, alegra a cualquier persona. Los tranvías pasan sin demasiada prisa, la gente tampoco parece tener prisa y no se siente la contaminación que hay en Estocolmo. Además, en Gotemburgo las calles están más limpias.

El transporte
El transporte es moderno y efectivo en ambas ciudades, como en todo Suecia. Las diferencias están más bien en los precios y las formas de pago. Un problema en Estocolmo es que muchos pasajeros no pagan en el metro. Sus razones tendrán. Pero una consecuencia negativa es que la empresa le sube el precio al pasaje. Entonces, los que pagan el pasaje, pagan también el pato. En los autobuses hay que marcar la tarjeta al entrar, por lo que es más difícil viajar gratis. En Gotemburgo esto funciona de una manera diferente. Aquí te subes al autobús o al tranvía y es cosa tuya sin marcas o no tu tarjeta. De vez en cuando, hay  controladores, y te pueden poner una multa. Pero en dos años, solo he tenido que mostrar mi tarjeta en tres ocasiones. Los controladores traen gorras blancas, para que puedas verlos de lejos y tengas oportunidad de salir corriendo, si eso te parece lo más indicado. Ignoro si el negocio es rentable. En todo caso, es un sistema muy interesante.

Los restaurantes
En las dos ciudades hay muchos restaurantes, para "todos" los bolsillos. Es fácil encontrar hamburguesas, comida asiática, restaurantes italianos, tapas, pizza, kebab, etc. Y si alguien está interesado en comida sueca, puede buscar un lugar donde tengan el "plato del día" o quizá algún comedor escolar. Por mi parte, siempre ando buscando restaurantes vegetarianos, así es que la misión se vuelve un poco más especial. Por suerte, en ambas ciudades hay dos o tres lugares donde se pueden comer buenos platos vegetarianos. Los clásicos son Govinda, en Estocolmo, y Andrum, en Gotemburgo. Una cosa buena que hay en Gotemburgo, y no en Estocolmo, son los lugares donde exclusivamente venden sopa.

La gente
Con respecto a la gente, es curioso que a muchos estocolmenses les gusta decir que Gotemburgo es más agradable, o que los gotemburgueses son más alegres o amigables, mientras que en Gotemburgo no se acostumbra elogiar a la capital. Al contrario, algunos dicen que ahí la gente solo mira para el suelo y no sonríe, o bien que hay demasiado estrés. Yo no puedo decir lo mismo. Según mi experiencia, tanto en Estocolmo como en Gotemburgo, hay personas que no sonríen y otras que sí sonríen, personas estresadas y no estresadas, personas amigables y no amigables, personas malas y buenas... En fin, la gente es más o menos igual en Estocolmo y en Gotemburgo. Lo que varía son los paisajes, las calles, el transporte y los restaurantes.


sábado, 13 de febrero de 2016

El caso Assange: de Wikileaks a los condones

La historia del periodista, hacker y activista australiano Julian Assange es bastante conocida internacionalmente y debe aparecer con detalles en una buena cantidad de libros, revistas y documentales. Como sabemos, Assange fue el fundador de Wikileaks, un sitio web a través del cual se hicieron públicos muchos documentos oficiales que mostraron partes oscuras de grupos poderosos del mundo, entre ellos, el gobierno de Estados Unidos. Fue así que se supo sobre los serios atropellos que los militares norteamericanos habían cometido contra civiles en Afganistán e Irak. Assange era un joven blanco, bien parecido y cara de niño. Su trabajo, su valor y su apariencia lo convirtieron de inmediato en una estrella. Muchas personas en el mundo lo admiran o sienten simpatías por él; al tiempo que las autoridades de Estados Unidos, que lo consideran un espía, quisieran verlo por lo menos en la cárcel.

Julian Assange vino a dar una charla a Suecia en 2010. Y ahí cambió toda la historia. Tuvo relaciones amorosas con dos mujeres, una de ellas organizadora de la mencionada charla, y terminó siendo acusado de ofensas sexuales y violación. Desde 2012, ha estado refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres, pues teme que si se presenta ante las autoridades suecas estas lo pongan en manos de las norteamericanas. Y a decir verdad, el temor no es del todo infundado, pues ya han sucedido casos similares. Algunos creen que en Estados Unidos incluso le podrían aplicar la pena de muerte.

En Suecia, la opinión pública está bastante dividida al respecto. Muchos consideran a Julian Assange un héroe y algunos hasta acusan a las dos mujeres suecas de colaborar con la CIA. Pero también están los que consideran al australiano culpable de violación. La fiscal a cargo del caso no ha querido ir a Londres a interrogarlo, ni ha querido utilizar Skype para ese fin, sino que insiste en que él debe venir aquí. Por su parte, las autoridades británicas han dicho que si sale de la Embajada lo capturarán y lo enviarán a Suecia. Así han pasado casi cuatro años y las piezas no se han movido.

Mientras tanto, ha empezado a circular en la redes sociales el documento donde aparecen las querellas de las dos mujeres. Al leerlo, queda claro que ambas se acostaron con Assange de forma voluntaria. La que participó en la organización de la charla le prestó su apartamento, mientras ella andaba de viaje, pero regresó un día antes de lo que había dicho. Esa misma noche compartió la cama con el famoso activista. La otra joven es una especie de groupie, que fue a la charla de Assange e hizo todo lo posible para quedarse con él hasta el final del evento. Dos días después, lo invitó a su casa y terminaron también haciendo el amor.

Lo que Julian Assange y sus amantes hicieron en la intimidad es algo que solo a ellos debería importarles. Sin embargo, la acusación que ellas hicieron después puede ser interesante para el público en general, pues fue lo que puso freno al importante trabajo de investigación y difusión que el periodista había estado realizando. Partiendo de lo que dice en las querellas, parece ser que su verdadero crimen fue que se las ingenió para no usar condón al hacer el amor con las dos mujeres, a pesar de que ellas habían dicho que querían tener sexo seguro. Una lo acusa de haber roto un condón en medio del acto sexual, mientras que la otra asegura que él la penetró, sin condón, mientras ella dormía. Las mujeres estaban en comunicación desde el día en que se conocieron en la charla. Cuando supieron que Julian había estado con las dos, sin usar condón, fueron juntas a la policía para ver si la policía podía obligarlo a hacerse un examen para determinar si tenía sida. Por alguna razón, todo cambió y mejor decidieron acusarlo de violación.

Algunas de las personas que se interesan por el caso opinan que no se trata de violación, pues nunca hubo violencia y las dos mujeres estuvieron de acuerdo en acostarse con el ahora acusado. No obstante, también hay grupos que consideran que Assange debe ser procesado por el delito de violación. Se supone que la justicia tendrá la última palabra. De lo que podemos estar seguros es de que el debate sobre Wikileaks, por lo menos en Suecia, se ha convertido en un debate sobre condones.

Fuentes: Paragraf, BBC News.